Visualización:
- Visualización on-line en flash (recomendado para ordenadores)
- Visualización en Scribd PDF (recomendado para android, iPhone, iPad)
Con motivo de la inminente llegada de las festividades de San Lorenzo Mártir de la localidad rambleña, queremos dedicar este artículo a los orígenes de nuestra feria y fiestas, así como el surgimiento del patronazgo de San Lorenzo Mártir en La Rambla y los inicios de estas celebraciones desde el siglo XVII.
A mediados del siglo XVII reina en España Felipe IV, el penúltimo de los Austrias. España ha dejado de ser la gran potencia económica y militar de siglos precedentes.
Andalucía sufre desde los principios del siglo XVII la creciente decadencia española, que la ha conducido a una crisis y estancamiento económico. Entre el periodo de 1640 y 1645 se han producido varias revueltas en varios puntos de Andalucía que han llegado al extremo de conato independentista encabezados por los Duques de Medina sidonia y Ayamonte.
Toda esta situación se ve agravada en la población con una serie de epidemias de peste que tiene lugar en la primera mitad del siglo XVII. La escasez de alimento por las continuas inflaciones, las escasas medidas de higiene y de sanidad hacen que las epidemias se extiendan con una celeridad impresionante. La última gran epidemia, y la más grave, del siglo XVII comienza en 1649 y 1650. Su origen parece ser, tuvo lugar en el Puerto de Indias de Sevilla procedente de América. Sevilla fue la primera ciudad afectada y quizás con más virulencia acusó dicha peste. De ahí se extenderá por toda la Andalucía occidental alcanzando cotas de mortalidad excesivamente altas.
La rapidez con la que se propaga una epidemia se debe a la presencia de basura en las calles, falta de higiene, alimentos en mal estado, aguas estancadas, las normas de comportamiento social también se ven alteradas por efectos de la peste, destacando la huída, el aislamiento de ciudades y villas o ya que ésta se concibe como un castigo divino, las rogativas públicas, encomendarse al santo patrón o la virgen serán actividades recurrentes en época de crisis.
La Rambla no fue ajena a dicho contagio, si bien, el pueblo rambleño estaba al tanto de dicha epidemia de peste, lo cual incrementó las medidas higiénicas y sanitarias además de cerrar las entradas circundantes al campo, por las que mercantes y demás población de otros lugares trajesen consigo la temida enfermedad. Para la realización de estas medidas se obstruyeron las siguientes vías de entrada: Calle Santaella, Calle Barrios y la salida Calle Écija (situada al final de la Calle de la Silera, vía actualmente que va al puente de San Sebastián).
Posteriormente, en enero de 1650, aparece la epidemia en la localidad; se conoce que ésta entró por la Calle Carreteros, la cual fue evacuada. Se tomaron medidas muy rudimentarias que pretendían disolver los efectos de la enfermedad, así como el sacrificio de todos los animales y regar las calles con sal y vinagre. Los fervorosos rambleños rogaron a la imagen de Jesús Nazareno, sacándolo en procesión desde la iglesia del Espíritu Santo hasta la Parroquia, fuera de Semana Santa y, que, precisamente tuvo lugar el domingo, 6 de marzo, de 1650.
Poco tiempo después, el 20 de marzo del mismo año, se concretó una reunión en el Ayuntamiento, estando presente el Alcalde Mayor D. Juan Bueno Malpartida y el vicario D. Antonio de Castro Baena, además de todos los funcionarios, para hacer elección del patrón de la villa, al cual encomendarse para que librase a La Rambla de la citada epidemia.
El Acta Capitular de esta reunión se conserva completamente. En ella se cuenta cómo se aprueba la elección de un patrón al que idolatrar y pedir misericordia que les ayudase; para así celebrar una fiesta en su honor anualmente.
En cuanto a su elección se puede confirmar que fue, cuanto menos, curiosa, pues entre todos acordaron que se elegiría uno entre cuatro nombres propuestos, echados a suertes. Estos fueron los santos elegidos: San José, San Antonio de Padua, San Sebastián y San Lorenzo Mártir. Se introdujeron en una cántara y, seguidamente, llamaron al hijo de doce años del alcalde mayor (considerado como mano inocente), que sacó una de las papeletas que, desdoblándola, decía “San Lorenzo Mártir”. A continuación se trasladan a la parroquial, donde se canta solemne Tedeum en acción de gracias.
En el aspecto religioso cabe destacar la autorización del patronazgo por el obispado, la celebración, el día 10 de agosto, con una la Solemne función y procesión, con música, repique de campanas y luminarias, todo costeado por el Cabildo municipal. Y en el apartado lúdico, destacamos los festejos populares con luminarias, fuegos de artificio, juegos de montantes (luchas de espadones), bailes populares, etc.
Desde 1651 se venera y procesiona una imagen de San Lorenzo, con altar en la parroquia.
Ya en el siglo XVIII, en fecha indeterminada, se unen a los festejos populares que se celebran durante la feria, la feria de ganado, que ya desde siglos anteriores se venía celebrando en La Rambla, y que se fusionan, al objeto de reforzar ambas celebraciones. Así igualmente ocurre con un mercado que se celebra por este motivo.
Esta configuración de la feria que hemos descrito, se mantuvo hasta comienzos del siglo XX, en la que los cambios sociales, económicos y políticos acabaron determinando el cambio de concepción y configuración, hasta devenir en el modelo de feria actual.
2 Catastro de Ensenada, pregunta nº 29. Pp77-78
No hay comentarios:
Publicar un comentario