En esta sección empezaremos con una introducción para adentrarnos en La Rambla prehistórica hacia un tercer milenio a.C., en una etapa llamada Calcolítico.
La Campiña de Córdoba ha sido lugar de atracción para las culturas diferentes que han dejado su huella, desde la Prehistoria pasando por colonias fenicias, griegas, poblaciones romanas y musulmanes, llegando a las construcciones actuales de nuestros pueblos.
Esta zona se caracteriza principalmente por su ubicación geográfica, articulada por las redes fluviales del Guadalquivir, Guadajoz y el Genil, con sus correspondientes afluentes y arroyos. Otro aspecto a destacar es la fertilidad de los suelos para la explotación agrícola. Ambos factores hacen posible los asentamientos humanos en la campiña cordobesa.
En el caso de La Rambla, pensábamos que sus orígenes eran íberos-romanos pero corría a finales de la década de los 80 una excavación de emergencia por la arqueóloga Dolores Ruiz Lara, en el recinto “La Minilla”. El hallazgo de tres vasos campaniformes y un punzón de cobre nos permiten atrasar la antigüedad de las raíces de la localidad rambleña.
El yacimiento se ubica en un amplio sector amesetado situado hacia el Noroeste del casco urbano. La progresiva construcción de naves industriales ha destruido la mayor parte del poblado calcolítico, permaneciendo un único testigo ocupado por una pequeña huerta. Al tratarse de un altozano, la visualización es muy amplia, dominando las extensas tierras situadas entre La Rambla y Fernán Núñez.
Por tanto, el yacimiento adquiere una serie de características imprescindibles para un asentamiento humano: primero, la situación estratégica con dominio sobre el entorno; segundo la riqueza de los suelos, aptos para el cultivo; tercer aspecto, y último, la presencia de una corriente de agua al pie del mismo poblado (mina de agua que hay en los Jardines de Andalucía).
Para que tengáis una idea de lo que era el Calcolítico os comentaré en una breve introducción sobre este periodo y, posteriormente, hablaremos del yacimiento “La Minilla”.
Con el inicio del III milenio a.C. se producen una serie de transformaciones a todos los niveles, delimitando un nuevo período de la Prehistoria, el Calcolítico. La innovación más importante sea la metalurgia, aunque su práctica no se generaliza hasta bien avanzado el periodo.
Uno de los factores más significativos es la instalación de las poblaciones al aire libre, abandonando las cuevas y los abrigos. Estos poblados están formados por cabañas construidas con rama y barro.
La economía se rige por una agricultura cada vez más intensiva dedicada al cultivo de cereales, además de la ganadería y la caza.
En cuanto a los monumentos funerarios, se imponen los enterramientos colectivos en grandes monumentos, o bien en cuevas artificiales excavadas en la roca. El difunto se acompaña siempre de un ajuar compuesto de objetos de uso cotidiano – cerámicas, útiles de piedra o metal, etc. -, o personal – collares, pulseras, etc. -.
En el próximo artículo con la colaboración de Isabel María Jabalquinto Expósito (arqueóloga y prehistoriadora) hablaremos, concretamente, sobre el núcleo de origen de nuestra localidad, qué hallaron, la morfología del terreno…
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